lunes, 25 de febrero de 2013


Imaginate una foto de alguien moviéndose, un poco sobreactuado. Si la mirás con detenimiento, aún se mueve en una cámara que es más que lenta y se siente un sonido espeso y se presiente una especie de viento fuerte pero que no mueve nada, allí el paisaje, no sabemos porqué, está como a unos 30 metros mas abajo, o sea nos damos cuenta que esta persona que está quieta pero haciendo un esfuerzo por avanzar, está por encima del piso. Está quieta aunque se está moviendo, en este momento no tiene capacidad de habla. El paisaje del que hablamos recién es de ciudad y está gris, no gris cliché ciudad triste sino mas bien un gris dibujo de revista hiper desgastada pero nunca dibujo, mas bien digital y nuboso, ahumado; él es el que pasa rápido y el personaje pesa tanto, que quizás caiga y no sabré quien era yo. O quizás siga siendo así, como me conozco para siempre, y eso me da una nostalgia terrible de un futuro que veo en el presente de muchas personas que me cruzo y que no quiero creer para mi. Así me siento hoy ahora y hace unos días.

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